El obispo de Palencia, Esteban Escudero, apuntó ayer que el reciente hallazgo de diez cantorales y un breviario en la iglesia de Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga confirma la existencia de una tradición festiva litúrgica hace 500 años. «Entonces ya existía esa comunidad que cantaba al Señor a través de las grandes fiestas en el año litúrgico, con todos sus ritos, junto al breviario que recoge la oración pública eclesial diaria por parte de un canónigo desconocido», sostuvo. A su vez, en el acto de presentación celebrado en uno de los templos más destacados del Camino de Santiago, Esteban Escudero significó que el hallazgo «tiene un valor patrimonial importantísimo», pero al mismo tiempo supone un testimonio de una tradición religiosa de muchos siglos atrás, «lo que supone un doble motivo de alegría para la diócesis de Palencia».

Por su parte, el delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo, puso de manifiesto que los cantorales en origen se guardaban en el coro y que, por razones desconocidas, se trasladaron a una alacena empotrada en unos muros de la capilla de Santiago. «Afortunadamente, esta forma de custodiarlos ha hecho que la letra y la música de los cantorales se conserven perfectamente junto a las hojas. Si hubieran estado en otro lado hubieran corrido peligro de ser cortadas o sufrido robos y posteriores ventas», apuntó.

Los diez cantorales y el breviario datan de los siglos XVI y XVIII y responden a una colección extraordinaria, según agregó Calvo, y en el caso de los primeros se pueden equiparar a los que se conservan en la catedral de Palencia. «El hallazgo es por tanto muy valioso, y sin poder cuantificarse económicamente, el valor patrimonial es grandísimo. Además, se suma a un conjunto arquitectónico extraordinario, aderezado con los sepulcros reales, las pinturas y las esculturas de la iglesia de Villasirga», enfatizó.

Los cantorales están escritos en pergamino y son de gran tamaño y han sido ilustrados con letras iniciales mudéjares. Están escritos a dos tintas (roja y negra) y la música gregoriana está plasmada en pentagramas. Uno de ellos tiene en las contratapas restos de otro más antiguo (posiblemente de los siglos XIV-XV) con notación musical aquitana. Es decir, todas las notas están escritas en la misma línea. Las tapas son de madera y están forradas con piel repujada, mientras sus lomos son de cuero. Están adornados con filigrana plateresca, con cinco clavos protectores de bronce, y rematados por salvaesquinas del mismo material. El importante grupo de cantorales contienen el oficio de las horas litúrgicas de las grandes festividades.

También en Villalcázar de Sirga ha aparecido un gran breviario romano del siglo XVIII, editado en Madrid por el Impresor Real Don Joaquín Ybarra. Este breviario está fechado en 1782 y fue embellecido con grabados de Joaquín Ballester a partir de pinturas del maestro Mariano Salvador de Maella. Tiene tapas de madera forradas con cuero, está adornado con un gran clavo de bronce en el centro de la tapa y conserva el cierre. El descubrimiento del breviario y de los cantorales se produjo hace una semana debido a los trabajos de limpieza e iluminación que se ejecutan en el templo. El hallazgo «de forma casual», según la Delegación de Patrimonio de la Diócesis de Palencia, lo llevó a cabo el párroco, Jesús Fernández Gutiérrez, quien descubrió los diez cantorales y el breviario dentro de unas alacenas que estaban empotradas en un arco de la antigua Capilla de Santiago.

El motivo de por qué se guardaron en la alacena empotrada y en qué momento son datos que se desconocen, pero el hecho de almacenarlos en la antigua Capilla de Santiago ha podido ser clave para la buena conservación de «estas obras de arte y que no se hayan visto alteradas», según han informado desde la diócesis.

Fuente: El Norte de Castilla